No hace tanto que caminábamos uno al lado del otro. Yo disfrutaba de tus locuras y tú te reías de mis ataduras. Dicen que no aprecias algo hasta que realmente lo pierdes pero yo más bien te aprecié cuando alguien me perdió. No hay mañana que no me acuerde de tu risa y sonrisa, la peculiar forma de convertir un mal día en el mejor de todo un año y tus incesantes ganas de crecer. Todavía no puedo creer que ahora andes tan perdida en mis hábitos de los que siempre te reías. ¡Ahora es tu pan nuestro de cada día!
Lo siento por desaparecer y volver del día a la noche, por creer que era verdad eso de que el pasado ya era historia y no caer en que, como toda historia, la nuestra estaba escrita. Es cierto eso de que el tiempo pone a cada uno en su lugar y te aseguro que a mí me reservó un sitio fantástico para ver todos mis errores cometidos. Y ahí te vi... Mi mayor error: el dejarte ir.
Y aún así, me gustaría pensar que cuando miras a la luna te acuerdas de mí como cuando yo miro al sol y me acuerdo de ti. Porque tú eras la luz de mis días mientras que yo fui la oscuridad de tus noches.
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